SOBRE LOS ARTISTAS
JOSÉ ANTONIO MENÉNDEZ HEVIA (Oviedo 1938) es un diseñador asturiano conocido por sus trabajos en el campo de la arquitectura interior y la construcción, así como en el ilimitado campo del diseño industrial. Hablamos de un volumen de obra que ronda los dos mil quinientos espacios de interiorismo, sin contar los innumerables objetos de diseño de los que ha sido autor en los campos de mobiliario, iluminación o automoción, por citar variados ejemplos. (1)
Aunque es esta faceta suya como diseñador la más conocida desde el punto de vista artístico, siempre ha estado vinculado al mundo del arte como mecenas de pintores y escultores, apoyando a artistas como Navascués, Fernando Alba, Antonio Suárez y Alejandro Mieres, entre otros. Ha participado activamente de los círculos de la vanguardia del arte, inclinándose siempre por la obra contemporánea y abstracta. Las revolucionarias galerías Tassili (1970) y Vértice (1990) fueron algunas de sus conocidas obras de interiorismo. Con frecuencia ha emplazado obras de reconocidos artistas, preferentemente asturianos, en los establecimientos públicos que diseñaba y construía.
No en vano siempre ha sido un gran defensor de la obra de arte en la vida cotidiana, así como de su interacción directa con el hombre medio. Menéndez Hevia no solo se limitó a la adquisición de obra de vanguardia, también participó creando murales y esculturas al margen de su habitual ejercicio del diseño y con una motivación puramente artística, aunque sin caer en el formalismo.
Como figura representa una suerte de artista del humanismo, un paradigma de la polimatía propia del Hombre del Renacimiento, aunque emplazado en el contexto de la modernidad, con la que siempre ha mantenido una relación de coherencia y escrupuloso respeto.
Entre sus obras más destacables cabe citar el mural de la constructora Los Álamos (1967) en la calle General Zubillaga, una alegoría a los oficios y la construcción en piedra y bronce. Aunque fue incluyendo pequeñas piezas de su factura en numerosas obras públicas como la escultura para la fachada de Viajes Ecuador (1975) en Madrid, no fue hasta 1998 que volvió a hacerse cargo de una gran obra escultórica, el mural que preside el Hemiciclo de la Junta General del Principado de Asturias. Este último supuso también su introducción en el mundo de los concursos, donde compensó su currículum con la ingente obra de diseño de la que fue artífice a lo largo de su trayectoria. El mural del hemiciclo es una obra de gran complejidad técnica, una escultura de varias toneladas donde se utilizaron componentes químicos para llegar a dar todos los matices de color que tiene la tierra asturiana, los verdes, los dorados, los azules, etc. Una obra alegórica sobre Asturias apoyada en la tecnología, con referencia a las minas en los perfiles especiales de entibación que sujetaban las tres placas de bronce. Pese a su carácter industrializado, Menéndez Hevia siempre la definió como una obra de artesanía pura, llena de matices.
Desde niño había mostrado grandes aptitudes para el dibujo, un talento que se reforzó desde su círculo más próximo. En 1957, su familia, donde abundaban los oficios vinculados a la construcción, le indujo a estudiar arquitectura en Madrid. En la capital pronto comenzó a darse cuenta de que deseaba encaminar su carrera hacia otras áreas profesionales, no obstante permaneció allí un año alternando sus estudios con algunos trabajos como ilustrador para periódicos y otras publicaciones. Destacan de esta época las ilustraciones del Quijote. Allí también aprovechó la estancia para acudir a aprender de los grandes maestros en el Museo del Prado, al tiempo que recibía clases de dibujo técnico en la academia de López Izquierdo. Una formación clásica para un artista revolucionario.
A su vuelta se enroló en un tour por diferentes talleres artesanales y vinculados a la industria. Allí el artista y diseñador se familiarizó con los materiales y técnicas, descubriendo el intimismo y la magia del taller. Mientras le fue posible siempre mantuvo este espacio físico vinculado a su estudio, quiso ver en ello una prolongación del atelier, un espacio donde desenmarañar la magia de los objetos y familiarizarse con el proceso de creación desde los análisis previos hasta su concepción final. Esta parte de su trabajo influenció enormemente su obra artística, donde siempre encontramos un recuerdo de las técnicas industriales, de sus procedimientos filtrados, de sus condiciones estéticas, de sus calidades abstractas.
En el mundo profesional la vinculación con la esfera de las artes no cesó, es un ejercicio intrínseco y paralelo a su producción como diseñador e interiorista, puesto que siempre defendió la integración de las mismas, al igual que la larga tradición de arquitectos asturianos que le precedieron. Su producción ha tenido un marcado carácter público, muy vinculada al impacto social de los espacios de consumo durante las décadas de la modernización española; obras para banca, grandes cadenas y pequeño comercio, hostelería y hotelería, despachos profesionales y clínicas privadas o museos y galerías. (2)
Siempre encontraremos asociado a su nombre la empresa Diher, una constructora especializada en servicios integrales que nació al mismo tiempo que su actividad profesional al comienzo de la década de los sesenta. El punto álgido de su producción fueron los años setenta, cuando se adueñó de los proyectos para la expansión de la banca privada en España. En 1970 creó Bureau70, vinculada a la comercialización de mobiliario de diseño y obra de arte de pequeño formato de reconocidos artistas, en especial del grupo El Paso. Ese mismo año nació también Concepto70, un laboratorio multidisciplinar vinculado a la concreción de proyectos e inspirado en la Bauhaus.
Desde 1995, y tras la intensa experiencia que tuvo lugar en la última etapa del Taller de Bureau70, en la que también colaboraron sus hijos y que duró seis años, se hizo autónomo. Aunque continuó vinculado al diseño, como demuestran sus creaciones para Ornalux, se registró una creciente dedicación a la pintura. En torno a esta época cambió la sede de Oviedo por Gijón, donde continuó su periplo hasta que en 2003, y por mediación de un empleado, conoció a la artista noruega Nina Grønn. En la historia que los une hay un componente casi de serendipia. Tras ver varios dibujos e ilustraciones, puesto que la obra de Grønn estaba compuesta mayoritariamente por obra gráfica de pequeño formato, decide conocerla. Sin previas referencias de la artista decidió adquirir once de sus grabados monotípicos. Grønn residía desde hace dos años en España y había realizado trabajos como ilustradora. Poco después se produjo el encuentro, y aunque Grønn se reveló como una artista muy intuitiva. Apoyándose en el bagaje como diseñador industrial de Menéndez Hevia pasó a convertirse en su pupila.
NINA GRØNN nació en Nueva York en 1974. Sus padres, de origen noruego, decidieron retornar a su país de origen en 1985, instalándose en Oslo. Grønn siempre manifestó un carácter aventurero, comenzando a viajar desde los dieciocho años y atravesando América Latina, Australia y Asia. En 1997, ya de vuelta en Noruega, se traslada a la costa noroeste del país, a la ciudad de Aalesund. En 1999 los profesores de la Escuela de Arte de Aalesund descubren su talento y la admiten como alumna pese a no tener ninguna formación previa. Allí coincide con otras artistas noruegas de su generación como la pintora Camilla Grythe, con la que además mantenía una amistad desde 1995.
Durante el otoño de 2001 realizó su primera incursión en España donde realizó trabajos esporádicos como ilustradora para el museo de María Pita en La Coruña, los libros de los cursos MIR para médicos o las imágenes de algunos libros de idiomas de la editorial Cambridge University.
Grønn comienza a asistir a clases en el estudio que Menéndez Hevia tenía en el puerto de Gijón en el invierno de 2003, donde se trasladaba cada día desde Oviedo. Pese a la concentración y el silencio de la atmósfera del estudio de Menéndez Hevia, aquellas tardes sirven para consolidar su amistad y construir imaginariamente el germen de un proyecto común basado en la pintura.
Más allá de ese proyecto común, en la raíz de sus aspiraciones artísticas, los une un interés por participar de la naturaleza en sus obras. Como puede verse en su pintura, hay implícita mucha metodología, un énfasis exhaustivo en el proceso. Por ello esta relación de sus trabajos con la naturaleza también se revela como el resultado de un trance, un ritual iniciático que comenzó con un viaje. Entre 2004 a 2005, ambos viajaron por toda la península en autocaravana con el propósito de hacer trabajo de campo, a modo de grand tour. En este contacto directo y prolongado se haya el punto de partida de un sistema de trabajo que se fundamenta en el procesamiento de la obra de arte en el estudio durante largas sesiones conjuntas. Es fundamental para comprender su obra apreciar el reiterado componente orgánico, aprender a ver el sinfín de imágenes de fondo con directa correspondencia con la naturaleza y sus formas.
Desde 2003 Menéndez Hevia ha ido reduciendo su actividad en sus diversas empresas con el objetivo de concentrarse en su gran pasión, la pintura. Algo que en sus propias palabras: “ha estado aguardando toda su vida”. Estos once años de trabajo conjunto han dado como resultado más de quinientas obras abstractas, una labor frenética si consideramos el grado de detalle que alcanzan en cada una de ellas. Se trata de un trabajo de gran introspección, donde la marcada personalidad de ambos no ha evitado que sus conciencias se hayan entremezclado y podamos ver sus espectros manifestados en sus respectivas pinturas.
Aida Puente Toraño
Departamento de Historia del Arte y Musicología
Universidad de Oviedo
1 Será depositada una tesis doctoral a principios del año que viene que se prevé sea leída en Marzo de 2016 acerca de la figura de Menéndez Hevia y que lleva por título: “José Antonio Menéndez Hevia: diseño e interiorismo, desde 1958 hasta nuestros días”. También han sido publicados varios artículos donde puede seguirse la trayectoria de Menéndez Hevia: PUENTE TORAÑO, Aida, «José Antonio Menéndez Hevia: diseñador, arquitecto interiorista y constructor especializado», en Decoración de interiores. Firmas, casas comerciales y diseño en Asturias 1880-1990, Ana María Fernández García (Coord.), Oviedo: Septem ediciones, 2011, pp.173-217 y PUENTE TORAÑO, Aida, «Office furniture design set: Sintex (1965-1977)», en Res Mobilis: revista internacional de investigación en mobiliario y objetos decorativos, vol. 2, nº 2, 2013, pp.83-105.
2 Menéndez Hevia fue nombrado Colegiado de Honor por el Colegio de Diseñadores de Interior de Asturias en 2009. Un reconocimiento a toda su trayectoria.
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